Todos los días tomamos cientos de decisiones, desde las mas triviales hasta las que podrían calificarse como importantes para nuestra vida o nuestro futuro. En una empresa las decisiones también se suceden una tras otra, lo que hace que las decisiones importantes entren en el mismo saco que las otras y se tomen decisiones sin pararse lo suficiente en ellas, lo cual pone en peligro la rentabilidad de la empresa y en algunas ocasiones hasta el propio negocio.
¿Cómo podemos hacer fácilmente algo tan complejo como una planificación estratégica?
- Se deben definir los objetivos de una forma clara, compresible y conocidos por toda la estructura humana implicada en la empresa.
- Definir la forma de conseguirlo, elegir los nuevos caminos, productos, proveedores, mercados, etc.
- Se deben hacer estos planteamientos a tiempo para que las opciones sean más seguras y prometedores que si se hace un cambio porque no queda otro remedio, en este último caso la empresa se verá obligada a jugárselo todo a una carta.

Por eso, tendremos que ser realistas y tener en cuenta la estrategia que más convenga a nuestra empresa y las variables que la determinarán:
- El riesgo que adquiramos en función del grado de conocimiento y dominio del nuevo negocio.
- El riesgo que podemos soportar para adaptarnos a los nuevos mercados en los que entraremos, sus costumbres. sus periodos de alta y baja, sus flujos, etc.
- El tiempo con el que contamos para alcanzar los objetivos previstos.
- La viabilidad de la estrategia en nuestra estructura, capacidad de ejecución, tanto económica como humana.
Lo más importante es tener una buena estrategia.
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