Llamamos Inteligencia Emocional a la habilidad de manejar nuestras emociones, lo que facilita las relaciones con los demás y el entendimiento de las emociones del otro, superar los obstáculos que se nos presenten o alcanzar nuestras metas u objetivos.
Una persona con una Inteligencia Emocional
alta se caracteriza por lo siguiente:
- Piensa antes de actuar
- Tiene empatia, entendimiento y respeto por los demás y sus emociones
- Sabe elegir bien las emociones en cada momento, y es capaz de detectar aquellas que son negativas
- Se mantiene motivado y optimista, algo fundamentales para vivir una vida plena.

El cerebro
necesita el corazón para pensar, para activar el organismo y relacionarnos con
los demás. Solo hay que preocuparse cuando la tristeza, la rabia, el miedo o la
culpa se instalan de forma permanente.

Las características de la inteligencia emocional son:
la
capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a
pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de
diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de
ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades
racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades
resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos
individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel
intelectual similar, acaban en un callejón sin salida.
¿Por qué es importante?
Generalmente son las personas con un alta Inteligencia Emocional las
que tienen más éxito en la vida, y no, como se cree comúnmente,
las más inteligentes.
El desarrollo de una buena Inteligencia
Emocional que genere pensamientos positivos nos ayuda a desarrollarnos tanto personalmente como
profesionalmente, si por el contrario es pobre o baja es
fundamental trabajarla y ejercitarla,
no es algo estático podemos mejorarla alcanzando una inteligencia plena.

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